La piel actúa como una barrera protectora frente a los agentes externos y recibe sobre su superficie una gran cantidad de partículas procedentes del medio ambiente, las cuales, al combinarse con los corneocitos (células muertas) y las secreciones corporales, además de taponar los poros, constituyen un sustrato idóneo para facilitar el desarrollo de una gran variedad de microorganismos alterando el equilibrio de la microbiota cutánea, lo que puede originar la aparición de diversas patologías cutáneas.
(Fragmento del artículo "La importancia de una correcta higiene facial y corporal", por Izaskun Ruiz, Farmacéutica comunitaria. @dermoskinfar)